La diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra se podria decir, que esa es la definicion de personalidad... es eso en lo que nos pasamos toda la vida quiza en tratar de saber quienes somos en realidad y sobre todo saber qué queremos, cuales son nuestras prioridades y porqué las escogemos como tales; adolecente yo ..? es la guia en donde puede estar tu historia o talvez la de un amigo(a) y en un 99% te identificarás.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Tan solo Lorenzo

Lorenzo era un muchacho flaco de estatura media, entre alto y mediano, invadido de acné en el rostro y rechazado por las chicas por esto, nunca se atrevió a contarle esto a nadie, nunca pensó que encontraría a alguien que lo pudiera entender, si es que no del todo comprender pero si entender; me enamore de él la primera vez que lo vi, si lo vieran ahora, alto cabello negro una tez suave y tersa, un cuerpo deseable cuidadosamente ejercitado, unos ojos que nunca revelarían ese secreto.
Lorenzo, tenía una vida muy pasiva y dramática para un muchacho de su edad; era acomplejado de sí mismo, cursaba el quinto año de secundaria y ya había sido rechazado del club de básquet, del club de teatro, hasta del club de los matemáticos y en el de literatura nunca se atrevió a probar suerte, pues el líder de este club era Miguelito Báez, fueron amigos toda la primaria, pero ya en secundaria Lorenzo y Miguelito dejaron de ser amigos para siempre. Estaban por ingresar a tercer año y era un verano de aquellos que pasaban juntos en la casa de playa de Miguelito, Lorenzo y Miguelito tenían un ritual, todos los días se levantaban temprano, iban a nadar a la playa, luego se sentaban bajo el sol esperando que cayera la tarde, prendían un porro de marihuana que le robaban a Richard, el hermano mayor de Miguelito y se quedaban ahí hasta quedar completamente estúpidos, luego entraban a la casa, comían todo lo que les preparaba Nancy la empleada de Miguelito, ella era una mulata muy bonita con una figura exquisita a la vista, el papá de Miguelito siempre nos decía “esa mulata es un manjar”, una vez doña Leonora la madre de miguelito vio a su esposo saliendo del cuarto de Nancy, le reclamó a su esposo y la corrió a ella pero el papá de miguelito la carajeó la metió a su cuarto y cuando salieron nos hablaron como si no hubiera pasado nada, y Nancy siguió trabajando allí creo que Nancy tuvo un hijo blanco, como Miguelito; tomaban una ducha y se iban a dormir, esa semana Miguelito había estado raro, tenía una enamorada, Julia Madrigal y ya no se portaba igual con Lorenzo. Esa noche Lorenzo intentó tocarlo pero Miguelito, con una intención brusca e intensa lo empujó contra la pared y le gritó ¡cabro de mierda! No me vuelvas a tocar, Lorenzo se hecho en lágrimas y salió de ahí perturbado, corrió por toda la playa, corrió tanto que cansado y fatigado y ante su impotencia cayó de rodillas sobre la arena, desde ese momento nunca más se volvieron a hablar.
Lorenzo tenía dieciséis años, una vida monótona y aburrida, a veces disfrutaba abriendo animales pequeños, desde niño le gustaba torturarlos, una vez halló un pájaro que había caído por el tragaluz de la lavandería que daba a la azotea, lo atrapo lo cogió de las patas y las amarro, lo puso encima de un cuaderno blanco, de esos grandes, pensó en coger un arete de su madre pero decidió coger un tornillo de su escritorio pues pensó que sería muy fácil introducir algo tan delgado en el cuerpo del animal, que no le causaría dolor al pájaro y le introdujo el tornillo con mucha paciencia y lentitud, el animal se retorcía de dolor y Lorenzo disfrutaba al verlo y seguía introduciendo el tornillo tantas veces hasta que el animal dejo de existir, lo abrió y lo coloco en la cama de su hermana, sobre su cojín favorito.
Odiaba a su hermana, la odiaba porque su papá la quería más a ella que a él, pensaba que ella era una puta; pero ese día la odió más, la encontró besándose en el pasillo del colegio con un idiota de su promoción, se quedó congelado mirándola, no es que quisiera mirarla, sólo que no podía dejar de hacerlo, miraba cómo él le acariciaba lentamente el cuerpo y sentía que era a él a quien lo tocaban, que el cuerpo de su hermana era el de él el de Lorenzo.
Ella volteó y lo miró ahí parado, observándola y le gritó frente a toda la escuela que salió como manada al tocar el timbre ¡cabro de mierda!, fue un panorama triste y perturbador, parado ahí en medio de la burla de todos. Esperó a que acabara el día, regresó a casa, limpiaba el bisturí con el que abría a los animales.
Esperó hasta que se hizo de noche, se posó en el pasillo, vio salir a su padre del cuarto de su hermana, y luego de unos momentos entró, la puerta estaba entreabierta, así que no tuvo problemas para que nadie lo escuchara entrar ni siquiera ella que estaba dormida o quizá pensó que era mamá y se fingió dormida. La vio ahí, tan sensual como sólo era ella, desnuda, sólo con unas bragas diminutas que parecían de puta. Recordó cuánto la quería a ella su padre, esos largos paseos que daban juntos por muchas horas y como cuando se encontraban solos y no sabían que Lorenzo los espiaba, su padre le acariciaba el rostro y entre las piernas y le decía “qué hermosa eres hija”.
Lorenzo dirigió unos pasos sigilosos hacia ella, sin que esta se diera cuenta de la presencia de él, le tapó la boca para que no emitiera sonido alguno, ella trato de zafarse pero la fuerza de Lorenzo era insólita, le bajó las bragas y la penetró una y otra vez, tan fuerte que ella abrió tanto los ojos, unos ojos que expresaban terror y dolor, desesperación y lástima, pero él siguió, siguió hasta que no pudo más. Cogió su bisturí y se lo clavó en el vientre, sintió correr la sangre entre su cuerpo y cómo caía en su miembro y poco a poco fue sintiendo lástima por su agonía y la asfixió con sus manos, apretó tanto su cuello que ella perdió la vida de inmediato, luego se masturbó, se tocó como nunca antes se había tocado y sintió un placer que nunca había experimentado.

A la mañana siguiente, cuando el sol atravesó las cortinas y cayó en su cara, vio por su ventana a la policía sacando esposado a su padre, dio una sonrisa a mitad de rostro y cerró con prisa y fuerza la cortina. Tres días después se encontraban familia y amigos entre lágrimas fingidas viendo como el triste cuerpo, metido en un cajón de madera que luego sería obsoleto cuando su cuerpo este cubierto de gusanos y poco a poco vaya comiendo la miserable carne que quedaba de ella.
Pero me contó este secreto, me lo conto a mí, a alguien que una vez fue su alumno, a alguien que una vez fue su amante, a un hombre, en el único hombre en el que él podía confiar.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

muy interesante historia para el día de los muertos.... me gusta la forma en la que nos haces meternos en el personaje... apuesto a que algunas personas les causa terror.. pero a mi parecer... es muy intesa y me agrado mucho...muchas veces no sabemos que puede oculatar la mirada de las personas... es dificil ver el alma de ellas... Atte:lordsilencio

17 de diciembre de 2009, 15:31

 

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